*Tiras de piel*

(Las relaciones inician, las relaciones acaban, pero este despecho que les regalo hoy, va de mujer en mujer, con variantes, quizás disimiles en forma, pero tan idénticos en el fondo que asquea la revelación). 











Jirones de piel desnudan su alma, 
arrancan sus lunares, sus historias, 
sus piernas, sus brazos, cada pantorrilla 
y hasta muere el arco de su pie derecho. 

Se desgrana su existencia, 
se enfrían sus ansías,
se apaga su amor. 

Se calienta e hierve su sangre, 
con vestigios del recuerdo, del afecto o del rechazo. 
De las buenas o malas ideas. 

-Solo es una extraña-
-Un pasado- 
-Un cuento-

Que deriva sin rumbo complaciendo al viento, 
quizás de otras manos y otro cuerpo, 
que quieran amar y temblar a sus compás,
cuando se rompa la copa, cuando se muera el duelo. 

Orgasmos múltiples
Orgasmos  al unísono,
Temporales y a destiempo,
que nacen y mueren, 
por falta de amor. 

Listones de piel, despejan su conciencia,
sus turbulentos pechos se hinchan, 
se degollan,  
se suicidan. 
Y aguardan  

-El despecho- 

No espera… No confía… No encuentra sus remos 
de esa barca que chapotea. 
Y anhela esperar, la llama del amor, 
de un quizás -Él-  aún se crea salvador,
príncipe y protagonista…  
Del culebrón que cada quien 
posee  en su vida. 

La abandonaste, como se abandona la ilusión, 
y ella tan serpiente, tan niña, tan estúpida, 
sueña un dueño, su dueño, que más que amante, 
se vislumbre compañero. 

Víctima de sus expectativas, 
herida de silencios, 
de un perdón y unas ganas que no llegan, 
y de una lengua que se escapa 
de la carnosidad de su boca. 

Cree saber que su amante murió. 

Con vibraciones y el poder de su mente,  
desliza su panty mientras suena su canción, 
brinda con su  vino rosa por el porvenir. 
mientras duerme desnuda, 
poseída en pesadillas. 

Despechada, muere y renace. 
Se arranca las tiras de la piel 
se esfuerza en sus muslos y caderas, 
y ya no queda más… 

Que la imponente mujer, guerrera y envalentonada, 
que surge de la pena. 

Es un despecho que desgarra,
humedades que solo seca el viento y el tiempo.
y la nada. 

Descarnada, desnuda y desposeída, 
queda un ser interior que busca y atrae 
Amor. 

Ya no quiere ser su puta, 
su salvaje, 
su mujer amada de a ratos.
odiada e inservible de siempre.   

Solo insiste, en canciones, en libros,  
y en que corra el maratón de la reconquista.

Ya no llora, 
se descuaja la vida y no llora. 
Ella no quiere dejarlo, el hace rato la olvidó.

-Vive tan libre como sueña- 

Un tiempo se marchita y la acaba,  
y así desnuda, sola y acompañada por el infierno, 
Vé y grítale -Tu Adiós-. 

Quizás dejó de ser princesa. 
Quizás solo fue amante en noches de desahogos. 
Quizás, piensa en el costo de su servicio:  
                                             Respeto, buen trato y dignidad 
A esa mujer 
Que le entregó la vida.